Decisión, cuerpo del relato.
Y el resto de los finales aquí:
Primer final
Segundo final
Tercer final
Y ahora, sin más preámbulos (que ya has esperado demasiado), te dejo con el segundo final. Agradeceré tus comentarios y preferencias, son las que nos hacen crecer y evolucionar como escritores. Un saludo.
Justo despierta sobresaltado, el corazón latiendo a mil por hora y completamente empapado en sudor, el cual resbalaba por su rostro y produce un escozor terrible al entrar en sus ojos. Aliviado, recuerda el mal sueño. Busca a tientas un pañuelo en su bolsillo y se seca, frotando con energía sus ojos para eliminar el escozor mientras respira profundamente. Echa su cabeza hacia atrás mientras suspira, se queda unos segundos mirando las luces que hay sobre su asiento. Sonríe y mira a su derecha hacia su compañero de asiento. Su sonrisa se congela en la cara. El tipo moreno, alto y delgado, con un fino bigote que le recuerda a los gondoleros venecianos le devuelve la sonrisa y dice:
−Espero que hayas descansado, Justo. Tómate tu tiempo, pero no queda mucho para decidir.
Este segundo final es el que originalmente pasó por mi mente cuando se empezó a fraguar el relato. Un "día de la marmota", una decisión imposible de la que no se puede escapar. Como padre, me pongo en el lugar de Justo y la desesperación me consume. Como escritor, tengo la posibilidad de huir.
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